DIETA Y RECUPERACIÓN DE LA DROGADICCIÓN Y ALCOHOLISMO

 

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La drogadicción afecta al cuerpo de dos maneras diferentes:

 

La sustancia en sí afecta al cuerpo.


Ésta causa cambios negativos en el estilo de vida, como alimentación mala e irregular.

 

Por ejemplo, los bebés expuestos al alcohol mientras se encontraban en el útero a menudo presentan problemas físicos y mentales. El alcohol afecta al feto cruzando la placenta. Después de nacer, el bebé puede tener síntomas de abstinencia. La desnutrición de la madre mientras está bebiendo puede afectar el desarrollo y crecimiento del bebé mientras está en el útero.

 

La recuperación de la drogadicción también afecta al cuerpo en otros aspectos, por ejemplo, el metabolismo (procesamiento de la energía), el funcionamiento de los órganos y el bienestar mental. La nutrición apropiada puede ayudar en el proceso de curación. Los nutrientes le suministran energía al cuerpo y proporcionan sustancias para formar y mantener órganos sanos, al igual que combatir infecciones.

 

A continuación se describe el impacto específico de las diferentes drogas sobre la nutrición:

 

OPIÁCEOS


Los opiáceos, entre ellos, codeína, Oxycontin, heroína y morfina, afectan el aparato digestivo. El estreñimiento es un síntoma muy común del abuso de sustancias. Los síntomas que son frecuentes durante las abstinencia abarcan:

 

Diarrea

Náuseas

Vómitos


Estos síntomas pueden llevar a una falta de nutrientes suficientes y a un desequilibrio de electrolitos como sodio, potasio y cloruro.

 

Consumir comidas equilibradas puede reducir la gravedad de estos síntomas; sin embargo, comer puede ser difícil debido a las náuseas. Se recomienda una dieta alta en fibra con muchos carbohidratos complejos (como granos integrales, verduras, guisantes y legumbres).

 

ALCOHOL

 

El alcoholismo es una de las principales causas de deficiencia nutricional en los Estados Unidos. Las deficiencias más comunes son la de piridoxina (vitamina B6), tiamina y ácido fólico. La deficiencia de estos nutrientes causa anemia y problemas del sistema nervioso (neurológicos). El síndrome de Korsakoff ("cerebro húmedo") ocurre cuando el consumo excesivo de alcohol causa una insuficiencia de tiamina.

 

La intoxicación con alcohol también causa daño a dos órganos mayores involucrados en el metabolismo y la nutrición: el hígado y el páncreas. El primero elimina las toxinas de las sustancias dañinas y el segundo regula el azúcar en la sangre y la absorción de la grasa. El daño a estos dos órganos produce un desequilibrio de líquidos, calorías, proteínas y electrólitos.

 

Otras complicaciones abarcan:

 

Diabetes

Hipertensión arterial

Daño hepático permanente (o cirrosis)

Crisis epiléptica (convulsiones)

Desnutrición grave

Disminución de la expectativa de vida


Se pueden necesitar pruebas de laboratorio para proteínas, hierro y electrólitos con el fin de determinar si hay enfermedad hepática además del problema de alcohol. Las mujeres que beben mucho presentan un alto riesgo de osteoporosis y necesitan tomar suplementos de calcio.

 

ESTIMULANTES

 

El uso de estimulantes, como el crack, la cocaína y las metanfetaminas, disminuye el apetito y lleva a la pérdida de peso y a la desnutrición. Los consumidores de estas drogas pueden permanecer despiertos durante días y pueden deshidratarse y sufrir desequilibrios electrolíticos durante estos episodios. El retorno a una alimentación normal puede ser difícil si ha habido una pérdida de peso considerable.

 

MARIHUANA

 

La marihuana puede aumentar el apetito. Algunos consumidores habituales pueden presentar sobrepeso y es posible que necesiten reducir la grasa, el azúcar y las calorías totales.

 

Nutrición y aspectos psicológicos de la drogadicción:

 

Cuando las personas se sienten mejor, son menos propensas a empezar a consumir alcohol y drogas de nuevo. Dado que una nutrición balanceada ayuda a mejorar el estado de ánimo y la salud, es importante estimular una alimentación saludable en personas que se están recuperando de problemas con el alcohol y otras drogas.

 

Sin embargo, es posible que las personas que acaban de renunciar a una fuente de placer importante no estén listas para realizar otros cambios drásticos en el estilo de vida. Por lo tanto, es más importante que las personas eviten recaer en el consumo de sustancias a que se ciñan a una dieta estricta.

 

Pautas:

 

Cíñase a horas de comidas regulares.

Consuma una dieta baja en grasas.

Obtenga más proteínas, carbohidratos complejos y fibra alimenticia.

Los suplementos minerales y vitamínicos pueden ayudar durante la recuperación (esto puede incluir complejo B, zinc y vitaminas A y C).

 

Las personas drogadictas son más propensas a recaer cuando tienen malos hábitos alimentarios, razón por la cual las comidas regulares son tan importantes. Los drogadictos y alcohólicos a menudo olvidan cómo es la sensación de tener hambre y más bien la interpretan como un deseo vehemente por la droga. Se los debe estimular para que consideren la posibilidad de que puedan tener hambre cuando estos deseos vehementes se vuelven fuertes.

 

La deshidratación es común durante la recuperación de la drogadicción y es importante obtener suficiente líquido durante y entre las comidas. El apetito por lo regular retorna durante la recuperación. Las personas en recuperación a menudo son más propensas a comer en exceso, en particular si estuvieron tomando estimulantes. Consuma comidas y refrigerios saludables y evite en lo posible comidas ricas en calorías con bajo valor nutritivo (como los dulces).

 

Los siguientes consejos pueden ayudar a mejorar las probabilidades de una recuperación saludable y duradera:

 

Consumir comidas y refrigerios nutritivos

Hacer actividad física y descansar lo suficiente

Reducir la ingesta de cafeína y dejar de fumar en lo posible

Buscar ayuda de asesores o grupos de apoyo regularmente

Tomar suplementos de vitaminas y minerales

 

 

ALIMENTOS ADECUADOS:


Cereales integrales: aportan hidratos de carbono complejos y vitaminas del grupo B, elementos necesarios para el buen funcionamiento del hígado. Además, los H. C. que contiene constituyen el nutriente que con mayor facilidad metabolizará un hígado enfermo.

 

Frutas: son ricas en azúcares de fácil asimilación y vitaminas antioxidantes que favorecen el funcionamiento hepático y evitan la retención de líquidos.

 

Verduras: siempre que sea posible se deben tomar crudas o cocinadas con poca sal. Aportan potasio y otros minerales necesarios en caso de trastornos hepáticos. Además, aportan folatos necesarios para el metabolismo hepático.

 

Uvas: además de aportar azúcares naturales y vitaminas antioxidantes activan la función desintoxicadora del hígado y estimulan la producción de bilis. Asimismo, facilitan el retorno de la sangre del aparato digestivo al hígado con lo que disminuye la hipertensión portal que suele producirse como consecuencia de la cirrosis.

 

Manzanas: facilita el vaciamiento de la bilis y la descongestión hepática. Y poseen abundante fibra.

 

Ciruelas: evitan el estreñimiento y favorecen la eliminación de desechos orgánicos. Son bajas en sodio, grasas y proteínas. Facilitan el trabajo hepático.

 

Cerezas: son antioxidantes y depurativas de la sangre lo que facilita el trabajo hepático.

Nísperos: contienen provitamina A y minerales. Son descongestionantes y pueden reducir el tamaño del hígado cuando éste es debido a un cúmulo de sangre (hepatomegalia congestiva).

 

Alcachofas: por su contenido en cinarina y otras sustancias potencian la función hepática, desintoxican y facilitan la eliminación de sustancias nocivas. Aumentan la secreción de bilis y mejoran su vaciamiento al intestino. Alivian el mal gusto de boca y las digestiones pesadas debidas al mal funcionamiento hepático.

 

Cebollas: gracias a su aceite esencial sulfurado estimulan la función desintoxicadora del hígado.

 

Rábanos: su esencia sulfurada de sabor picante estimula la función hepática y aumentan la producción de bilis haciéndola mas fluida y facilitando su vaciamiento.

 

Lecitina: contiene colina, un factor vitamínico indispensable para el metabolismo hepático y para evitar que se deposite grasa en el hígado.

 

Aceite de oliva: en cantidades moderadas favorece el buen funcionamiento hepático.

 

Fresas: mejoran la circulación venosa del sistema portal hepático y contribuyen a reducir la ascitis.

 

Achicoria, escarola y endivia: contienen una sustancia amarga que facilita el vaciamiento de la vesícula.

 

Berenjena: es un tónico digestivo que activa de forma suave la función de la vesícula.

 

Complementos


S-Adenosil metionina (SAM). Es un metabolito del aminoácido estándar L-metionina que mejora de forma notable el metabolismo del hígado. Algunas investigaciones han dejado patente su eficacia en los casos de hepatitis y cirrosis, además de actuar como antiinflamatorio.

 

Glutamina. Tiene capacidad para inhibir la acumulación de grasas en el hígado.

Colina. Actúa de forma muy efectiva eliminando y evitando la acumulación de grasa en el hígado.

 

Vitamina C. Actúa como antioxidante y produce acción antiinflamatoria.

 

Azufre. Además de los efectos neutralizadores de los radicales libres y como sustancia que ayuda a eliminar los metales pesados, el azufre desintoxica el organismo, especialmente a través del hígado. La alicina del ajo una de sus sustancias activas- es un compuesto azufrado y aunque es muy inestable su degradación no la inutiliza ya que se convierte en otros compuestos azufrados activos.

 

Ácido alfa lipoico. Este antioxidante protege al hígado del daño debido a las toxinas.

Cardo mariano. Se ha comprobado que la silimarina, el principio activo de esta hierba, previene la toxicidad y estimula la función hepática. La ingesta de silimarina produce un incremento sustancial en los niveles de glutation en el hígadoDiente de león. La raíz de diente de león favorece la función hepática.